Elige un futuro: ahora o nunca
- Admin
- 20 abr 2017
- 4 Min. de lectura

En una época donde se vitorea al débil y parece que ser valiente no vale la pena, son pocos los que aún se atreven a soñar alto.
Segundo de bachiller es el curso de tu vida, o como preferimos llamarlo los que lo sufrimos en nuestras propias carnes, “el peor año de tu vida”; pero si eres uno de los pocos afortunados (o supervivientes) que logran subsistir, créeme, eres el elegido. Un curso que se eterniza durante nueve meses y que su similitud con un parto a veces asombra, es el tiempo en el que todo va a cambiar.
En apenas un año debes elegir qué quieres estudiar, a qué te quieres dedicar, qué vas a hacer con tu vida, qué haces. Aunque no hace falta estar a dos meses de selectividad para tener esta duda existencial, puedes tener 14, 18 o 40 años y no saber qué quieres hacer con tu vida (si tienes 40 años y aún no lo sabes, de verdad, empieza a preocuparte). Normalmente, a los 14 o 15 años, debemos escoger la rama de conocimiento por la que vamos a orientar nuestros estudios y comienzan a acribillarnos con preguntas del tipo “¿qué quieres a estudiar?”, “¿eres más de ciencias o de letras?”, y todavía no hemos reflexionado sobre ello, ni mucho menos nos preocupa. En el momento en el que decidimos consultarlo con distintas personas, sin duda, el mayor error es confiar en el “tranquilo, tienes tiempo para pensarlo” que siempre nos dicen. Mentira. No confíes en quien te lo diga. Lo mejor es ir pensado en qué hacer con nuestra vida unos años antes de acabar el instituto, sin agobios ni preocupaciones, no tiene nada de malo pensar en qué se quiere hacer en la vida sin caer en una obsesión continua. Créeme, cuando piensas que ha llegado la hora ya es demasiado tarde y acabarás pensando que nada te gusta cuando en realidad no es así, y sólo es la angustia provocada por un final inminente.
Pero una vez que hemos decidido a lo que nos queremos dedicar el resto de nuestra vida… ¿Qué pasa? Debemos sacar una nota de corte en selectividad asequible para la carrera que deseamos, una carrera que por favor, nos apasione pues no sé donde leí una vez que si encuentras un trabajo que te guste no tendrás que trabajar un solo día de tu vida, y me parece la cosa más extraordinaria del mundo.
Ahora volvamos a la cruel realidad y recordemos que vivimos en un país catastrófico, hundido en la crisis económica mundial y gobernado por déspotas retrógrados cuyo objetivo parece ser el de crear un Estado de personas incompetentes pero fieles a su régimen. Un país cuyos representantes castigan e impiden que el que se atreva a ir contracorriente lleve sus ideas a cabo. Un panorama desalentador que te incita a estudiar lo que “tiene más salidas” y no lo que realmente amas. Pocos son los intrépidos que osan hacer historia para demostrar el talento y el don que poseen. Aunque algunos se atrevan a tacharlos de locos, siempre hay un poco de locura en la genialidad pues las buenas ideas siempre parecen locuras. A lo largo de los años cientos de genios han sido denominados locos y sólo estos han sido los que han pasado a la historia y serán recordados para siempre.
Así que esto es para los que se atrevan a ser los Da Vinci del siglo XXI:
Son tiempos difíciles para los genios. Un sistema educativo hecho para borregos que los rebaja al nivel de la mayoría, recortes que impiden que su talento se vea traducido en un avance real para la humanidad, una sociedad que menosprecia la cultura de una manera increíble porque en la era de la información, la ignorancia es una opción… Parece que todo son impedimentos, pero os lo suplico: no os rindáis. Tenéis en la cabeza material de sobra para pasar a la historia como los genios que sois, en cualquier campo, poetas, físicos, artistas, letrados. Si habéis nacido para ser brillantes que ni la sociedad ni la coyuntura histórica os quiten ese brillo. Que no os desanime el sistema educativo cada vez más mediocre y obsoleto, que no os pare la crisis económica y que nadie se atreva a dudar de que vuestro talento, vuestra cultura y vuestra identidad constituye el mayor tesoro que existe. Que vuestros padres que quieren lo mejor para vosotros, no os obliguen a estudiar algo que no os apasiona ni os impidan arriesgar la vida por cosas que sí merecen la pena. Es más fácil volar cuando te alejas de los que no paran de quitarle plumas a tus alas. No dejéis que limiten vuestros conocimientos, tenéis a vuestro alcance un sinfín de posibilidades. Internet es la prueba de que el problema no está en el acceso a la cultura y al conocimiento. Si os dan a elegir entre Filosofía o Religión, os sugiero que elijáis Filosofía. Atrévete a saber (Sapere Aude), como dijo Immanuel Kant en su día. Si os dejan sin dinero para pagaros la universidad, haced que sea la universidad la que os pague a vosotros. Si tenéis que iros a vivir debajo de un puente, llevad siempre con vosotros cuaderno y un bolígrafo para no privar a la humanidad de todo lo que podéis aportar.
Que no os hagan pensar que no valéis. A ellos no les valéis. Pero creedme que si lucháis por ello, pasaréis a la historia como los genios que realmente sois.
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