Ventajas e inconvenientes de ser un yonqui
- Admin
- 17 may 2017
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Cada persona tiene tanto un estilo como una filosofía de vida diferente. Entendemos aquí que estilo o filosofía es la forma en la que ha decidido vivir u orientar su vida una determinada persona. Hay miles de filosofías de vida diferentes: personas que dedican su vida a la religión, al fitness, a la música, etc. Pero en el caso de algunas personas su filosofía de vida se puede definir con una palabra: drogas.
Ya lo digo William Burroughs en su libro Yonqui: “La droga no es un estimulante. Es un modo de vivir” y Danny Boyle en Trainspotting nos descubre un universo desconocido y muchas veces idealizado: el mundo de la heroína.
**Para todo aquel que viva debajo de un piedra, Trainspotting es una película de 1996 dirigida por Danny Boyle basa en la novela homónima de Irvine Welsh y que narra la historia de un grupo de heroinómanos en la ciudad de Edimburgo en los años 90. El grupo de amigos protagonista está compuesto por los drogadictos de Renton, Spud y Sick Boy; además de Begbie (que no le pega alas drogas, solo a la gente) y Tommy, el chico deportista (al menos en principio).**
Al principio de la película ya es patente que la historia de estos chicos no es para nada común y que se aleja totalmente de una vida “normal”. Del famoso dicho de “sexo, drogas y rock’n’roll" solo nos sirven las drogas porque su vida se resume en ellas y quizá algo de sexo. Para qué elegir un modelo de vida teniendo heroína es lo que estos yonquis ponen en duda, si realmente vale todo lo demás en comparación con esta sustancia que les proporciona todo lo que desean: placer y diversión.
"La gente se cree que esto no es más que miseria y desesperación y muerte y toda esa mierda que no hay que olvidar, pero lo que olvidan es el placer que supone. De lo contrario no lo haríamos. Después de todo no somos gilipollas, joder. Bueno, al menos no tan gilipollas. Coge el mejor orgasmo que hayas tenido, multiplícalo por mil y ni siquiera andarás cerca.” - Renton.
El yonqui no es fumeta, no es un alcohólico, es una persona enganchada a las conocidas como drogas duras. El yonqui es aquella persona que adquiere el hábito de la droga sin darse cuenta. Comienza a inyectarse (heroína en este caso), por ejemplo, día sí y día no, siguiendo unas reglas marcadas por él mismo y cuando rompe esas reglas lo considera algo excepcional. Cuando está enganchado no es consciente de ello, es un juego, una manera de disfrutar más, pero realmente se ha convertido es su modo de vivir y todo lo demás pierde importancia y pasa a segundo plano. Su única preocupación es “pillar” y todo se reduce a “material” y agujas.

"Cuando estás enganchado tienes una única preocupación, pillar, y cuando te desenganchas de pronto tienes que preocuparte de un montón de otras mierdas. No tengo dinero, no puedo ponerme pedo. Tengo dinero, bebo demasiado. No consigo una piba, no echo un polvo. Tengo una piba, demasiado agobio. Tienes que preocuparte de las facturas, de la comida, de algún puto equipo de fútbol que nunca gana. De las relaciones personales, y de todas las cosas que en realidad no importan cuando estás auténtica y sinceramente enganchado al caballo.” - Renton.
El heroinómano no se percata realmente de cómo de grande es su adicción a las drogas hasta que estas le faltan y se da cuenta de lo que realmente significan para él. Necesitan la droga para vivir, aunque normalmente ningún drogadicto muere por falta de droga. Temen al síndrome de abstinencia, conocido popularmente como "mono". Su cuerpo le pide un chute más porque esta “enfermedad” le produce todo lo contrario que la droga a la que es adicto.
"Aún no tengo el mono, pero está en camino, eso es seguro... de momento estoy en el limbo yonqui. Demasiado enfermo para dormir, demasiado cansado para mantenerme despierto... pero el mono está en camino. Sudor, escalofrios, nauseas, dolor y ansia... un estado de necesidad como nunca antes he conocido se apoderará de mi... está en camino…" - Renton.
Normalmente uno no es yonqui por decisión propia ni es adicto de un día para otro, sino que sufre un proceso hasta que se convierte en yonqui y se engancha totalmente; sin embargo en la película sí lo son por decisión propia. La declaración de intenciones de estos adictos a la heroína son palpables desde primera hora al elegir no elegir la vida, vida que entendemos que está basada en cosas materiales y mundanas. Ellos eligen otra cosa.
“Elige la vida... ¿pero por qué iba yo a querer hacer algo así? Yo elegí no elegir la vida: yo elegí otra cosa. ¿Y las razones? No hay razones. ¿Quién necesita razones cuando tienes heroína?” - Renton
En la en la novela también aparece el estilo de vida yonqui como una forma de rebelión e individualismo, pero ciertamente nos muestra que es todo lo contrario. Es un acto gregario, aunque psicológicamente tienda más a lo individual. Los drogadictos en la película suelen “chutarse” juntos y conforman una comunidad con una jerarquía propia. Es un elemento herético dentro de la comunidad que sigue sus propias reglas tanto en el film como en la realidad.
Ser yonqui provoca dependencia social, física y psíquica que va más allá de ropa andrajosa, olor a porro o pequeños hurtos. Es un modo de vida en el que caes en picado y tocas fondo con la sobredosis. Hay tantos tipos de drogadictos como personas, pero gran parte siguen el mismo patrón, sobre todo en el primer contacto con las sustancias.
Si bien, el perfil del yonqui está tan idealizado como estereotipado tanto por el cine como por la literatura, siendo en la vida real algo mucho más desagradable y que encierra muchas más contradicciones, eludiendo la mera creencia de que alguien se droga simplemente para escapar del mundo que le rodea que es a lo que Hollywood nos tiene acostumbrados. Podemos ver desde adolescentes enganchados a los porros hasta padres de familia adictos a la cocaína alegando que han echado a perder su vida por las drogas y no tienen por qué cumplir el perfil de yonqui pero quizás compartan ese vacío por no conseguir aquello que el mundo real no es capaz de darles.
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